Olimerca.- A poco menos de dos meses para que se inicie la recolección de la aceituna temprana en las principales zonas productoras de Andalucía, no sólo es importante mirar al cielo por si llueve o deja de llover; es importante mirar a las bodegas, donde se guarda en aceite de oliva de la campaña 2018/19 para analizar situaciones y datos reales, y al mismo tiempo estimaciones de cosecha. Se trata de reflexionar con la cabeza fría sobre qué postura adoptar para mantener el equilibrio entre unos precios justos y la futura demanda que se nos viene por delante.

Y es en este punto donde los productores de Jaén tienen en estos momentos la batuta en sus manos para que cambie o no el sentido del mercado actual. El hecho de que en esta provincia se almacenaran, a finales de agosto, del orden de 332.000 toneladas de aceite podría asustar en un principio y generar cierto grado de inseguridad por la futura pérdida de valor de estos importantes volúmenes en los próximos meses.

Hablamos de que en esta provincia, líder mundial en producción, todavía no ha sabido resolver el problema de vender todos los días, todas las semanas, para no encontrarse a final de campaña, como en la actualidad, con casi el 44% de su producción en las bodegas.

Esa política de no vender por esperar a ver si suben los precios, sobre todo este año cuando el precio de un lampante llegó a 2,50€/kg, trae como consecuencia que el resto de productores hayan vendido casi todo y lleguen al enlace entre campañas con las bodegas ajustadas a las necesidades del momento. Es el caso de Córdoba, que con cerca de 400.000 toneladas de aceite disponible en la campaña actual, ha llegado a finales de agosto con tan sólo 88.000toneladas.

Dice el refranero español que “Nunca es tarde si la dicha es buena”, y esto mimo se puede aplicar al sector del aceite de oliva de Jaén, donde todavía se puede actuar con calma y no perder los papeles.