Olimerca.- ¿Cuántos años lleva la administración intentando poner orden en la cadena de valor en el sector del aceite de oliva tanto en los aspectos relacionados con la calidad y trazabilidad, así como la valorización del producto final? ¿Cuántas reuniones, documentos presentados y firmados a bombo y platillo, encuentros y desencuentros han tenido lugar en los últimos diez años, para finalmente volver siempre al origen del problema?

Está claro que todos los problemas del pasado siguen estando vigentes en la actualidad, tal y como lo han demostrado los propios agricultores y olivareros que han salido a las calles, durante casi dos meses, para reclamar medidas que les solucionen una crisis que ellos mismos tampoco han abordado de manera adecuada en los últimos años.

Coincidimos con ellos en que es de justicia que cada eslabón de la cadena de valor del aceite de oliva obtenga su justa retribución por su trabajo, siempre enfocado hacia la máxima calidad y un precio acorde con los costes. Pero, es en este punto donde el planteamiento del Ministerio puede resbalar porque fijar un coste de elaboración del aceite de oliva es casi una misión imposible. Sólo hay que recordar que la tipología del olivar es tan amplia y diferente que en una comarca podríamos encontrarnos con muy distintos tipos de olivares y por ende de costes de elaboración.

Y si hablamos de los proyectos de Reales Decretos que ha ultimado el Ministerio de Agricultura sobre calidad y trazabilidad en el aceite de oliva, aquí topamos con algo más que una serie de normativas y prohibiciones a implementar en el conjunto del sector y que seguro levantará ampollas.

A estas alturas, cuesta creer que todavía la administración nos tenga que recordar que están prohibidas las mezclas de aceites de oliva con otras grasas vegetales e incluso el aceite de orujo, o que no se puede etiquetar un producto oleoso como virgen o virgen extra, o que no es legal el tratamiento o manipulación físico-química del aceite de oliva en las almazaras, entre otras muchas.

También es difícil que pueda salir adelante el proyecto denominado “Autocontrol reforzado” que piden algunos productores, cuando tenemos dentro del sector algunos profesionales a los que no les falta información ni conocimiento, sino que les falta ética, profesionalidad, y sobre todo respeto a los consumidores.
Mientras no haya esa concienciación social todas las normas y Reales Decretos volverán a ser papel mojado.

Nieves Ortega
Directora