Olimerca.- El sector del aceite de oliva en Cataluña se enfrenta este año a un auténtico calvario donde la sequía y la escasez de producción está lastrando la economía de las cooperativas y almazaras.

A pesar de que esta campaña la producción de aceite de oliva se ha situado en 31.224 toneladas, en la línea media de otras campañas anteriores, hay que recordar que el sector acababa de salir de una campaña 2022/23 auténticamente dramática cuando sólo se obtuvieron en torno a las 15.000 toneladas. 

Unas campañas realmente complicadas debido a la importante falta de agua de los embalses que abastecen el riego del 25% del olivar que está recibiendo estas ayudas hídricas. Y es que el sector está afrontando por segundo año consecutivo una importante sequía que también está pasando factura al 75% del olivar que está en régimen de secano.

Las reservas actuales de los embalses en Cataluña se encuentran en el 15,5%, mientras que la capacidad total de los embalses en las cuencas internas de Cataluña ha subido alrededor de los 700 hectómetros cúbicos en los últimos días de lluvia en Marzo. Tan sólo, se salvan de esta situación crítica de sequía los cultivos que pueden regarse con el agua que almacenan los embalses que proceden del rio Ebro.

Sin stocks de enlace
De cara a la próxima cosecha, tendría que llover de manera abundante en las próximas semanas para que el olivar pudiera recuperarse de dos años de estrés hídrico y se pudieran recuperar los volúmenes de producción de años atrás.
 

De momento, lo que es una realidad es que a finales de febrero las existencias de aceite de oliva en la provincia de Lleida eran de 3.468,70 ton, mientras que en Tarragona los almacenes de los productores guardaban 6.389,49 ton. Un volumen a todas luces insuficientes para poder hacer un enlace entre cosechas sin tensión en el mercado