El sector olivarero español se encuentra en un momento clave para demostrar su nivel de madurez. España es el claro dominador del sector, en producción y (por fin) en comercialización. Estas dos últimas campañas nos han demostrado que el consumidor adora nuestro producto, y que se ha vendido todo el aceite de oliva disponible.

La prensa está inundada de titulares que des-informan sobre un supuesto “descenso de la comercialización”. Lo que no existe no se puede vender. Si las disponibilidades han sido un 40% más bajas, evidentemente se tenía que vender un volumen significativamente menor. Lo contrario hubiera significado la existencia de un enorme fraude vendiendo algo que no existía. Se ha vendido todo lo que teníamos en las bodegas, y todo ello con los precios más altos de la historia.

Ahora nos encontramos con una campaña que se inicia con stocks casi a cero y con una previsión de producción que será menor que la comercialización media de los últimos 5 años. Es decir, no vamos a tener aceite suficiente para atender la demanda habitual del consumidor.

Ahora tenemos la oportunidad de aportar liquidez al sector productor. Creemos que ya lo merecemos

El valor de la producción agraria del sector en nuestro país (es decir la combinación de la cantidad comercializada y su precio medio) se suele situar de media entre los 2.500 y 3.500 millones de euros.

Si tuviésemos un sector maduro, en esta campaña esa cifra debería ser bastante más alta, por encima del doble, lo que sin duda aportaría aire a un sector tremendamente necesitado.

Principalmente para el olivar tradicional, que es el sustento de la economía en muchas zonas rurales de Andalucía y del resto de España y, no lo olvidemos, el que sostiene tanto en cantidad como en calidad el sector oleícola en nuestro país y en todo el mundo.

Venimos de años de fuerte sequía y anomalías térmicas donde había precio, pero no producción, y costes de producción elevados. Ahora tenemos la oportunidad de aportar liquidez al sector productor. Creemos que ya lo merecemos. Todos los sectores productivos necesitan inversión para que no se queden atrás. Solo hay que ver lo que está pasando en el sector productor italiano, en diez años su producción se ha reducido un 50%.

¿Qué sector queremos en España? ¿Un sector moderno, innovador y de futuro? Esto nos obliga a tener visión de conjunto, aprovechar el apoyo mostrado por el consumidor, ofrecerle calidad y generar valor a lo largo de la cadena.

Por todo esto estamos ante el momento de la verdad.