Olimerca .- Tras haber sido publicada la convocatoria de subvenciones para la transformación y comercialización de productos agrícolas, la última efectuada por la Consejería tuvo lugar en el año 2011, el sector de las almazaras industriales ha mostrado su decepción porque, tras estudiar con detalle la misma, se observa una modificación de los criterios de valoración de los proyectos de inversión susceptibles de ser subvencionados, donde salen claramente perjudicadas las industrias privadas transformadoras.

Así, la Orden establece que para una misma inversión una entidad cooperativa entra en el régimen de concurrencia competitiva con hasta un 20% más de puntuación que una entidad privada, lo que pone en evidencia la diferencia de trato entre cooperativas y almazaras industriales.

INFAOLIVA y AFE consideran y entienden la connotación social innata al cooperativismo, pero no entienden ese trato preferente que se le ha dado a este tipo de entidades, no sólo a la hora de recibir subvenciones, como se acaba de poner de manifiesto, sino también en el disfrute de algunas exenciones fiscales como es el caso del IAE (Impuesto de Actividades Económicas).

Ambas organizaciones quieren recordar a la Administración que las almazaras industriales llevan a cabo las mismas labores sociales que las cooperativas, aunque no se rijan por el principio de un socio, un voto. Una almazara industrial contribuye, al igual que una cooperativa, a incrementar el número de puestos de trabajo del municipio donde se encuentra ubicada y, por tanto, a la fijación de la población al medio rural. 

Asimismo, presta servicios a un gran número de cosecheros, contribuye a la creación de puestos de trabajo indirectos en su zona de influencia, se esfuerza por ser innovador, estar adaptado a las últimas tecnologías, llevar a cabo su labor con una profesionalidad ejemplar y, sobre todo, defender los intereses de sus agricultores pues, en este caso, no existen contratos de permanencia.