El sector del aceite de oliva enfrenta un 2025 desafiante, marcado por la volatilidad del mercado, la competencia internacional y la necesidad de adaptarse a consumidores cada vez más exigentes. Innovación y sostenibilidad son claves para garantizar su competitividad. Para AGR by De Prado hay que tener en cuenta los siguientes factores:

Fluctuaciones de precios y diferenciación
El precio del aceite de oliva ha experimentado grandes variaciones, y en 2025 inicia un 50% más barato que en la campaña anterior. Si bien esto beneficia al consumidor, supone un reto para los productores, que deben ajustar sus márgenes para mantener la rentabilidad.

Para ello, estrategias como la apuesta por la calidad, denominaciones de origen, producción ecológica y certificaciones de sostenibilidad ayudarán a justificar precios más altos en mercados premium.

Innovación en producción
La adopción de tecnología es crucial para mejorar la eficiencia y sostenibilidad del sector. Destacan avances como:
● Agricultura de precisión: Uso de sensores, drones e imágenes satelitales para optimizar riego, fertilización y control de plagas.
● Molturación en frío: Técnica que preserva propiedades del aceite y aumenta su valor nutricional.
● Sistemas de control de calidad: Garantizan estándares exigentes en mercados internacionales.

Además, la mecanización del olivar, especialmente en la poda, sigue siendo un desafío clave para mejorar la eficiencia del cultivo en seto.

En este punto, la asesora y consultora agraria AGR de Prado, sigue trabajando por intentar mecanizar el 100% del trabajo del olivar en seto. La mecanización en la recolección ya está resuelta, pero la mecanización de la poda sigue siendo su objetivo para 2025

Principales problemas en 2025
1. Cambio climático: Sequías, olas de calor y tormentas afectan la producción. Es necesario desarrollar variedades más resistentes y optimizar los sistemas de riego.
2. Plagas y enfermedades: La mosca del olivo y enfermedades como el repilo y la verticilosis continúan afectando el sector. Se requiere inversión en métodos de control sostenibles.
3. Competencia internacional: Países como Túnez, Marruecos y Portugal aumentan su producción, ofreciendo aceites más baratos. La diferenciación por calidad es clave para mantener la competitividad.
4. Relevo generacional: La falta de jóvenes en el sector y la emigración rural amenazan la continuidad de las explotaciones. La incorporación de tecnología y políticas de incentivo pueden ayudar a revertir esta tendencia.

Sostenibilidad como pilar del futuro
El consumidor de 2025 exige transparencia y compromiso ambiental. Para responder a estas demandas, el sector impulsa prácticas sostenibles como:
● Producción ecológica: Eliminación de pesticidas y fertilizantes sintéticos.
● Gestión eficiente del agua: Uso de riego por goteo y tecnologías para optimizar el consumo hídrico.
● Aprovechamiento de subproductos: Residuos como el alperujo pueden utilizarse en biocombustibles y fertilizantes orgánicos.

Perspectivas para el futuro
A pesar de los desafíos, el sector tiene oportunidades si adopta modelos más eficientes y sostenibles. La diferenciación basada en calidad, salud y sostenibilidad será clave para consolidar el aceite de oliva en el mercado global.
Los productores que logren adaptarse a este nuevo escenario podrán fortalecer su posición y asegurar el crecimiento del sector en el futuro.