Olimerca.- Los olivares del norte de Italia y concretamente los de la variedad frantoio, y algunos casos en variedad grignano, han experimentado una caída de aceituna a partir de la segunda semana de agosto, un fenómeno anómalo que se ha observado en diferentes altitudes y en diversas condiciones ambientales, independientemente de la presencia o ausencia de sistemas de riego.

Así lo ha explicado Enzo Gambín, director la asociación interregional de productores de aceituna al medio italiano l´olivo news. Añade que las aceitunas caídas no muestran síntomas evidentes de ataques de hongos o insectos parásitos, lo que sugiere que la caída podría ser causado por factores no patológicos.

La variedad Frantoio tiene, generalmente, buena resistencia a la sequía. Sin embargo, la eficiencia de esta variedad en la absorción de agua puede variar significativamente según el tipo de suelo y las condiciones climáticas específicas. Aunque resistente, Frantoio puede ser vulnerable a períodos prolongados de estrés hídrico combinados con altas temperaturas, explica Gambin.

Asimismo, asegura también que “una de las principales hipótesis se refiere al exceso de radiación solar. Cuando las plantas de olivo se exponen a la luz solar intensa durante un período prolongado, la temperatura de las hojas y frutos puede aumentar significativamente, desencadenando un estado de estrés térmico. Este fenómeno se produce porque la alta radiación solar provoca un aumento de la temperatura interna de la planta, lo que a su vez estimula una mayor transpiración, proceso por el cual las plantas pierden agua de los estomas de las hojas”.

Por tanto, la caída de las aceitunas de la variedad frantoio en el norte de Italia parece ser el resultado de una compleja combinación de factores climáticos, agronómicos y fisiológicos. Aunque no se puede excluir el aspecto patológico, está claro que las condiciones ambientales juegan un papel crucial.

Según Enzo Gambín “serán necesarios más estudios y seguimiento para comprender plenamente las causas específicas de este fenómeno y desarrollar estrategias de gestión eficaces que puedan ayudar a los productores de olivo a mitigar el impacto de la caída de frutos”.

Mientras tanto, concluye que “una gestión agronómica específica, que incluye prácticas como el uso de bioestimulantes y un cuidado cuidadoso del suelo y de las plantas, podría ofrecer un apoyo significativo para contener la caída del olivo, preservando la calidad y la cantidad de la producción".