Olimerca.-  Cuesta creerlo pero es cierto. El mercado del aceite de oliva está cerrando el mes de junio con un entorno dominado por una escalada incontrolada de precios en origen, con una oferta cerrada en banda a la venta, y sobre todo con unas existencias muy ajustadas y con muy poca calidad.

Jamás en la historia del mercado del aceite de oliva hemos asistido a unos precios como los que se han alcanzado en estas fechas. Estamos hablando a que un aceite de oliva virgen extra se pide ya los 7,5€/kg, un aceite de oliva virgen llegan incluso a pedir los 6,80€/kg y si hablamos de un aceite lampante con destino a refinería, si se encuentra alguna partida los precios llegan incluso a los 6,40€/kg.

El conjunto del sector ha entrada en una dimensión desconocida, donde nadie ha explorado antes y donde los riesgos que se corren son potencialmente enormes. De hecho, los industriales envasadores no están adoptando ninguna posición ni a corto ni medio plazo, porque el riesgo es muy alto y los costes por encima de lo que muchas empresas quieren asumir. A modo de ejemplo, podemos decir que hoy comprar una cisterna supone disponer de más de 200.000 € para su pago al contado, casi como una vivienda en la costa. Y a esto se une el encarecimiento del dinero, lo que sin duda no ayuda a que se puedan tomar decisiones arriesgadas.

De alguna manera podemos afirmar que nos encontramos en una fase que para muchas empresas es de supervivencia, intentando aguantar y confiando en que la próxima campaña sea algo mejor que la actual. 

Las incógnitas de la próxima cosecha
Y si hablamos de lo que puede dar de sí la aceituna que está en el árbol, aquí la lectura es muy variada en función de como está el cultivo en las diferentes zonas geográficas.  Mientras que algunos apuntan a que habrá menos aceite de oliva que en la campaña actual, en torno a un 10% menos, otros ven con más optimismo sus producciones e incluso algunos auguran que este año habrá menos recolección temprana, dado que muchos productores intentarán sacar un mayor rendimiento de aceite por su aceituna, sobre todo si los precios siguen mostrando su tendencia alcista.

Sin duda que tenemos sobre la mesa el riesgo de que la próxima campaña, mirando obtener más volumen de aceite, se apueste por retrasar la recolección de la aceituna. Y es que el agricultor también querrá que le paguen su fruto en relación con el precio real del aceite en el mercado. Con todo ello es muy probable que volvamos a asistir a un mercado de locos.