Carlos Peña, de Genosa.

Olimerca.- “Salud e innovación, el futuro del aove”, este fue otro de los temas abordados en la jornada del X aniversario de la Revista Olimerca y al que hoy hemos dedicado íntegramente nuestra newsletter. Esta interesante mesa redonda contó con la participación de Carlos Peña, CEO de Genosa I+D, y José Juan Gaforio, catedrático de Inmunología de la Universidad de Jaén. Ambos disertaron sobre dos conceptos sobre los que no se entendería el aove: la salud y la innovación.

Carlos Peña, CEO de Genosa I+D, basó toda su interesante exposición en torno a “la innovación que da valor al aove”, como así se denominaba su ponencia. Un título muy “concreto” -aseguró- que le sirvió para reivindicar el papel fundamental que desempeña la innovación en cualquier empresa pero, más si cabe, en las que pertenecen al sector oleícola. En este sentido, Peña no dudó en asegurar que dicha innovación debería ampliarse al campo, desde donde se empieza a gestar el aceite de oliva virgen extra.

El CEO de Genosa I+D recordó que “durante años nos hemos centrado en la innovación a través el packaging, del sabor, y siempre hemos pregonado que somos el primer productor mundial de aceite de oliva y que, por ello, teníamos derecho a ser considerados los mejores del sector. Sin embargo, el mundo está cambiando y, cada vez más, es necesario pensar qué ofrecemos al consumidor y no ceñirnos a lo que pensamos que tenemos”.

Así, Peña mostró su apuesta por abordar la innovación desde el plano de la salud. Porque “en España tenemos aceites de todas las calidades, pero lo que diferencia el aceite de oliva virgen extra del resto de calidades son sus componentes menores. Esos son los que le dan valor”, aseveró.

Al respecto, mostró la necesidad de incrementar los niveles de consumo del aove, realizando especial hincapié en su vertiente más saludable. Dicho objetivo, a su juicio, podría conseguirse mediante 3 líneas: diseñando estrategias de comunicación más contundentes que expliquen al consumidor por qué el aove es saludable; una buena política de I+D, haciendo público quiénes aplican los fondos, quiénes y cómo se coordinan los centros de investigación, etc.; y asumiendo que los rendimientos que percibirá del agricultor no provendrán únicamente del aceite de oliva, sino de otros subproductos del olivar.

De la salud del aove habló José Juan Gaforio, catedrático de Inmunología de la Universidad de Jaén. En su intervención, Gaforio abordó las nuevas herramientas de promoción del aove y las propiedades saludables centrándose en las alegaciones saludables en el etiquetado.

Para ello, recordó que el 25 de mayo de 2012, el DOUE publicó la lista de alegaciones saludables de los alimentos, cuatro de las cuales tienen relación con los aceites de oliva. Según el propio reglamento, “las declaraciones de propiedades saludables han de ser veraces, claras, fiables y útiles para el consumidor”. Sin embargo, la realidad es bien distinta y “estas declaraciones no son utilizadas por el propio sector que, de forma mayoritaria, considera que no son fieles a las evidencias científicas encontradas en multitud de estudios científicos, por no decir que el texto es difícilmente entendible”.

Gaforio no quiso pasar por alto su alusión a un tema de candente actualidad como es el NutrisCore, un sistema de etiquetado frontal de los alimentos que “no informa verazmente al ciudadano, sino que le desinforma”. NutrisCore “no consigue en absoluto su objetivo de informar a los consumidores, pues la puntuación que se le da al aceite de oliva no se corresponde en absoluto con las evidencias científicas y equipara este alimento con otras grasas que no tienen el mismo valor científico”, apostilló.

El catedrático de Inmunología de la Universidad de Jaén manifestó su sorpresa ante la realidad de que los alimentos procesados tienen mejor puntuación que los aoves y consideró “decepcionante el tratamiento que se le da al aove”.

Para finalizar, lanzó una reflexión: ¿Las autoridades competentes favorecen que la evidencia científica sea conocida por la ciudadanía? Su respuesta fue rotundamente no, “o al menos, no suficientemente”.

Gaforio culminó apelando al papel de los científicos, “debemos seguir aportando más evidencias científicas”, al tiempo que instó a las autoridades políticas a plasmar en la normativa los resultados de las investigaciones y “eludir presiones de los diferentes lobbies que podrían estar enturbiando este panorama”.