Olimerca.- Las lluvias que están cayendo en los últimos días, aunque bienvenidas, complican la recién comenzada cosecha de aceituna de molino. Con un mercado tan sensible como es el del aceite de oliva, donde las inclemencias meteorológicas tienen un efecto inmediato en los precios, “paralizar la recolección tensiona aún más la cuerda en una campaña 2024-2025 que ha comenzado tan sólo con 186.304 existencias iniciales, un enlace tan corto no visto desde 2015, que de no poderse  recoger aceituna durante sólo unos días, puede llevar a la industria envasadora -que actualmente tiene aceite sólo para 30 días-,  a quedarse sin nada y puede provocar tensión en el mercado y en los precios”.

Así lo ha manifestado el director-gerente de Oleoestepa, Álvaro Olavarría, durante la celebración de la XXIX Jornada de Olivar de Asaja-Sevilla, que se celebró en Estepa.

En su análisis sobre la situación actual del mercado del aceite de oliva, Olavarría aseguró que esa falta de aceite se refleja en las importaciones de la campaña 2023-2024, ya cerrada, que han sido de 246.200 toneladas, “la mayor cantidad importada nunca en España”. También se refleja en las exportaciones, que han bajado un 30%, pasando de 1.073.000 toneladas exportadas en la campaña 2021/2022 a 752.250 exportadas en 2023-2024.

Con un mercado tan sensible como es el del aceite de oliva, donde las inclemencias meteorológicas tienen un efecto inmediato en los precios, “paralizar la recolección tensiona aún más la cuerda en una campaña 2024/25 que ha comenzado tan sólo con 186.304 existencias iniciales"

El consumo interior en España también ha caído de manera importante. “De 598.400 toneladas en 2021-2022, hemos bajado a 367.400 t en la campaña 2022-2023, si bien en la campaña de 2023-2024 hemos recuperado la fidelidad de muchos consumidores y el consumo ha subido a 409.900 toneladas; no obstante, queda mucho por hacer, lo ideal es llegar a las 500.000 t de consumo”, aseguró Olavarría.

Este reto no será nada sencillo, teniendo en cuenta que los altos precios alcanzados por el aceite de oliva han hecho a muchos consumidores cambiar sus hábitos de consumo, gastando menos con el “aceite en spray” o las freidoras de aire, o bien optando por otros aceites más económicos, como el de orujo, cuyo consumo se ha incrementado un 44% desde 2022, o el de girasol, que se consume un 30% más que hace dos años.

Respecto a la producción prevista para esta campaña, Olavarría informó de que, según los aforos de la Junta de Andalucía, se espera una producción de 1.289.882 toneladas (854.000 t en la campaña anterior), mientras que en los países mediterráneos se espera recuperar 693.000 t de producción, alcanzando 3.040.000 t ya que, exceptuando Marruecos e Italia, el resto de países incrementarán su producción.

Con este panorama y ante la gran pregunta que se hacen tanto olivareros como consumidores sobre si bajarán o seguirán subiendo los precios del aceite de oliva, Olavarría concluyó que “con la gran volatilidad existente y debido a la gran influencia de la meteorología, todo puede pasar, todo cambia de un día para otro, y todos los precios están en el bombo: lo que salga es una auténtica sorpresa”.